(OCLACC). "Sobrino, estoy leyendo un libro y ya no entiendo nada". Me lo dijo mi tío Emilio, hermano de mi abuelo, segunda mitad de los 60, siendo yo seminarista. "¿Qué libro está leyendo, tío, y qué es lo que no entiende?". "Este" (y me enseña un ejemplar de los primeros folletos editados después del concilio para que todos -y en castellano- pudieran responder en la misa). "Yo ya no entiendo nada, sobrino", repitió,"¿dónde está el orate fratres?" "Mire, tío, acá dice ‘Oren, hermanos...' y eso es lo que significa ‘orate fratres' en latín...". Curioso ¿verdad? Se había acostumbrado a la misa de espaldas al pueblo, había sido monaguillo y aprendido las respuestas en latín y ahora, cuando la misa ya era diferente y en castellano, mi tío Emilio no entendía nada... Esta anécdota nos muestra a las claras el terremoto eclesial que significó el concilio, comenzando por la liturgia que fue lo primero en aplicarse. Todo un ca...