Mons. Dr. Jorge Luis Roque Pérez
Un tema por demás importante en la Iglesia Católica es el de Evangelización y Política. Sin embargo, la idiosincrasia en México la ha marcado como un tabú, pues en la historia de nuestra Patria, pareciera que se enfrentaran el clero y nuestros políticos. El siglo XIX, donde se llevaron a cabo las Leyes de Reformas de Juárez, los famosos enfrentamientos entre liberales y conservadores, donde se ubicaba al clero entre los segundos; el triunfo de los liberales sobre los conservadores, donde se veía como una derrota para el clero. Toda una serie de antagonismo que más que beneficiar al pueblo mexicano, lo perjudicamos con este tipo de maniqueísmos: los buenos contra los malos.
Hoy queremos hacer un análisis concienzudo, donde presentemos con objetividad la importancia de la participación en política de todo ciudadano mexicano, incluyendo los clérigos mexicanos. Para esto nos apoyaremos en las leyes del país y las de la Iglesia. Se hará un recorrido histórico de nuestro país para tratar de entender los conflictos o tabúes que se fueron creando a través de los años y de ciertas coyunturas sociopolíticas hasta la legislación actual de México y de la Iglesia Católica en el mundo.
La finalidad es ir profundizando en los derechos y deberes de todo ciudadano mexicano, en donde podemos incluir a cualquier clérigo mexicano, pues no es un ciudadano de segunda por el hecho de ser clérigo. Además, en el presente hay que tomar en cuenta factores importantes como los derechos fundamentales del hombre y entre ellos el derecho de Libertad Religiosa y los derechos civiles de cualquier ciudadano.
Por último, conviene ir presentando, desde la perspectiva del Magisterio Eclesiástico Universal y Latinoamericano, las diversas posiciones frente a los pronunciamientos de los gobiernos en todo aquello que atañe al ser humano. Es decir, aquello que está contemplado en el anuncio del Evangelio, y que lo expresa así, una ley de la Iglesia (Cfr. c. 747, §2) que dice: «Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas». Es decir, incluyendo en lo referente a cuestiones políticas que afectan al bien común.
Continuaremos…
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