Pbro. Lic. Martín Amaya Hernández
Un elemento importante dentro de la oración de la Iglesia es el Padre Nuestro, lo recitamos tres veces al día, por la mañana en los laudes, por la tarde en las vísperas y antes de la fracción del pan en la celebración eucarística, ésta tiene su origen en una plegaria hebrea llamada el Shemá Israel (escucha Israel). Además de los holocaustos cotidianos, es un elemento que formaba parte de la ofrenda a Dios por parte del pueblo de Israel, es un texto bíblico compuesto de tres párrafos y que podemos conocer algo de su contenido en los textos siguientes: Dt. 6, 4-9; 11,13-21; Num. 15, 37-41.
Como los textos litúrgicos y los documentos del magisterio, el título de la formula reproduce exactamente las primeras palabras del texto: “Escucha Israel”. Esta fórmula era recitada por los israelitas durante los sacrificios, ya que dentro de los textos rabínicos, el Shemá Israel forma parte de las bendiciones, como género literario. Una obra titulada: Textus Liturgiae Iudaeorum (textos litúrgicos de los judíos) hace referencia que la primera bendición llamada Yoster son palabras del Salmo 18 (en la Biblia de Jerusalén 19 (18) Yahvé, sol de justicia), que como podemos ver, se compone de dos partes (vv. 1-7) es un himno de alabanza al creador del universo; la segunda parte (vv. 8-15) es un canto que alaba a Dios por instituir la ley.
En el texto del Shemá como en el salmo 19 (18), nos presentan unidas las dos ideas anteriores, el mismo Dios que ha creado el mundo y ha ordenado los astros y el universo se ha preocupado de suscitar el bien en el mundo por medio de la justicia en el corazón del hombre, dicho de otra manera; la naturaleza y la justicia son dos manifestaciones de la bondad del único Dios creador.
Podemos deducir que el Shemá fue asumido en la ofrenda que acompañaba la oblación de los dos holocaustos cotidianos y en este hecho se revela un significado profundo de los sacrificios perpetuos: los israelitas ofrecen los sacrificios para expresar la sumisión que ellos tienen al orden establecido por el Creador, además de presentar su adhesión a las normas de la justicia divina, propuesta por el mismo Creador. En otras palabras es confirmar su esfuerzo por vivir la alianza con Dios. Los dos textos del Deuteronomio mezclan los géneros literarios: histórico, profético y sapiencial.
En cambio el tercer texto del libro de números es de escuela sacerdotal, por lo tanto ritualista, lo vemos en el texto que hace referencia al uso de los flecos en los bordes de los vestidos y el hilo de púrpura violeta, signo material de que cada israelita lleva en sí mismo los pecados contra el Señor.
En los evangelios sinópticos encontramos una clara referencia al uso del Shemá: Mc. 12, 28-34; Mt. 22, 34-40; Lc. 10, 25-28. Este dato nos hace la referencia a la afirmación de Joaquín Jeremías, que buscaba demostrar que Jesús había enseñado el Padre Nuestro a sus discípulos como sustitución de la recitación del Shemá Israel, puesto que la fórmula del Padre Nuestro, según la Didaché, era recitada tres veces al día, en sustitución de la recitación del Shemá.
Actualmente la Iglesia recita diariamente la oración del Padre Nuestro de manera litúrgica en laudes, vísperas y en la celebración de la Misa. Los otros momentos de oración en donde se recita el Padre Nuestro, forman parte de la piedad de la Iglesia y de la devoción personal de los cristianos.
Podemos decir que el Shemá Israel, fue un elemento importante que dio origen a la organización de la oración de la Iglesia y que actualmente se llama Liturgia de las Horas.
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