1213
El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la
vida en el espíritu ("vitae spiritualis ianua") y la puerta que abre
el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y
regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos
incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión.
EL NOMBRE DEL
SACRAMENTO
1214
Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito
central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa
"sumergir", "introducir dentro del agua"; la
"inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en
la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él (cf Rm 6,3-4; Col
2,12) como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15).
1215
Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del
Espíritu Santo” (Tt 3,5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y
del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn
3,5).
1216
"Este baño es llamado iluminación porque quienes reciben esta enseñanza
(catequética) su espíritu es iluminado" (San Justino, Apología 1,61).
Habiendo recibido en el Bautismo al Verbo, "la luz verdadera que ilumina a
todo hombre" (Jn 1,9), el bautizado, "tras haber sido iluminado"
(Hb 10,32), se convierte en "hijo de la luz" (1 Ts 5,5), y en
"luz" él mismo (Ef 5,8):
El
Bautismo «es el más bello y magnífico de los dones de Dios [...] lo llamamos
don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de
regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a
los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo,
porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real
(tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente;
vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos
guarda y es el signo de la soberanía de Dios» (San Gregorio Nacianceno, Oratio
40,3-4).
1228
El Bautismo es, pues, un baño de agua en el que la "semilla
incorruptible" de la Palabra de Dios produce su efecto vivificador (cf. 1
P 1,23; Ef 5,26). San Agustín dirá del Bautismo: Accedit verbum ad elementum,
et fit sacramentum ("Se une la palabra a la materia, y se hace el
sacramento", In Iohannis evangelium tractatus 80, 3 ).
FE Y BAUTISMO
1253
El Bautismo es el sacramento de la fe (cf Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad
de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno
de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y
madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse. Al catecúmeno o a su
padrino se le pregunta: "¿Qué pides a la Iglesia de Dios?" y él
responde: "¡La fe!".
1254
En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del
Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la
renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo
conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva
en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana.
1255
Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los
padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser
creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o
adulto, en su camino de la vida cristiana (cf CIC can. 872-874). Su tarea es
una verdadera función eclesial (officium; cf SC 67). Toda la comunidad eclesial
participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la gracia recibida en
el Bautismo.
Los deberes que adquieren los padrinos de Bautizo
·
Ser padrino o madrina de un bautizado
obliga a un deber de testimonio y de catequesis.
·
El testimonio consiste en vivir con
alegría y coherencia su vida cristiana siendo modelo imprescindible para el
ahijado, sobre todo en los momentos difíciles de su vida.
·
La catequesis consiste en enseñar al
ahijado, junto con los papás, a rezar y a conocer y vivir las verdades fundamentales
de la fe y de la persona humana. (Cfr. Código de Derecho Canónico 874)
Resumen sobre el Bautismo
1275
La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el
Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación que es su
afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la
Sangre de Cristo para ser transformado en El.
1276
"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado" (Mt 28,19-20).
1277
El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la
voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia
misma, a la que introduce el Bautismo.
1278
El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o
derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima
Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
1279
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento
a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre,
miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo,
el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe
del sacerdocio de Cristo.
1280
El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que
consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del
carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624).
1281
Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres
que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente
a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan
recibido el Bautismo (cf LG 16).
1282
Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una
gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son
bautizados en la fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a
la verdadera libertad.
Los números corresponden al Catecismo de la Iglesia Católica
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