“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Con estas palabras comenzó
y terminó su vida terrena Jesús. Sabiendo que el Padre, creador de
todo, es bueno, se puso siempre en sus manos. Lo escuchaba, sin poner
resistencia y sin echarse para atrás. Por eso, siendo Dios, no se aferró a su condición divina, sino que se
hizo uno de nosotros para salvarnos del pecado y de la muerte, cumpliendo así la voluntad del Padre.
Sem. Francisco Javier Fernández Jasso Hay que reconocer que el impulso dado por el Concilio Vaticano II (1965) a la liturgia, ha sido tal que especialmente, el canto del pueblo se ha hecho más participativo en las celebraciones. Se recordará que antes del Concilio las misas eran de espaldas al pueblo, por ejemplo; después del Concilio son ahora con participación del pueblo y frente al pueblo; antes del Concilio, en las Misas sólo era exclusivo el uso del canto gregoriano, después del Concilio, no queda en desuso el canto gregoriano, pero se permite el uso del canto religioso popular o piadoso. Dentro de la liturgia, el coro es un elemento importante y tiene una participación especial, ya que le corresponde enriquecer el canto del pueblo, crear espacios de silencio que ayuden a la contemplación, dar un tinte propio a las Misas y celebraciones dentro de todo el año litúrgico y animar el canto de la asamblea congregada. Hablemos un poco más de cada una de estas funciones. Primero, el cor
Comentarios