Sonó un celular en el baño de vapor. Después de unos momentos un hombre
lo tomó y contestó. “Mi vida –dijo una mujer–, vi un abrigo muy bonito,
pero un poco caro ¿Puedo comprarlo?”. Tras una pausa, el hombre
respondió: “Si”. “También vi un vestido y unos zapatos… ¿Puedo
comprarlos?. “Si”, dijo él. “Está de buenas”, pensó ella, y aprovechando
la ocasión le preguntó: “Hace tiempo que mamá no viene a casa ¿Puedo
invitarla a quedarse un mes?”. “Sí”, respondió él y colgó. Entonces
levantó el teléfono diciendo: “¿De quién es éste celular?”.
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