Enero 24
San Francisco de Sales
obispo, doctor de la Iglesia y patrono de los periodistas
Fue el Papa Pío XI quien declaró, en el primer cuarto del siglo XX, patrono de los periodistas a San Francisco de Sales, Obispo francés del siglo XVII. San Francisco de Sales escribió más de 30.000 cartas, con ágil y fresco estilo literario -hoy diríamos periodístico-, en las que sobresalió como espléndido comunicador de valores e introdujo la praxis de dirigirse a sus fieles mediante unas hojas u octavillas -como precedente de los modernos medios de comunicación-, que distribuía por los hogares.
Escritor, fundador e inspirador
"Introducción a la vida devota", también llamado "Filotea", "Las controversias" y "Tratado de amor de Dios" fueron sus tres grandes obras. Francisco de Sales fue también fundador religioso con la Orden de la Visitación, monjas contemplativas popularmente conocidas como las Salesas.
Tres siglos y medio después, San Juan Bosco, al fundar su Congregación Religiosa, se inspirará en San Francisco Sales, a quien pondrá como modelo y protector de su Sociedad de Don Bosco. De ahí, el nombre con que son conocidos: "Salesianos"
El 28 de diciembre de 1622, con 55 años de edad, San Francisco de Sales fallecía, extenuado, en Lyon. "Llega la tarde y el día va declinando..." fueron sus últimas palabras. El Papa León XIII lo declaró doctor de la Iglesia en 1887, y Pío XI, en 1926, patrono de los periodistas y escritores católicos.
El perfil de San Francisco de Sales
Dotado de grandes aptitudes comunicativas y dotes psicológicas para conocer y acompañar a las personas, sus escritos y predicaciones sobresalían por su adaptación a los fieles, por su sencillez y profundidad, por su estilo literario pulido, cuidado y hermoso, por su excelente magisterio.
Tres siglos y medio después de su muerte, Francisco de Sales es un modelo para toda la Iglesia y para la sociedad. Su actualidad estriba en el testimonio de su vida y ministerio y en la interpelación de sus métodos y caminos evangelizadores. Es un santo moderno, que nos recuerda la primacía del amor de Dios y la necesidad de transmitirlo a los demás a través de la sencillez, la alegría, la dulzura y la paz y mediante todos los medios posibles a nuestro alcance.
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