Pbro. Lic. Martín Ortega Banda
Coordinador de la Pastoral Familiar
El amor es el motor de lo que hacemos todos los días, sin él difícilmente podríamos hacer lo de siempre. El amor por nosotros, el amor por la vida, por los hijos, por el cónyuge, por el hermano, por conseguir el pan de cada día. ¿Qué sería el mundo sin el amor? Es como faltarle el sabor a todo, como si el sol se apagase y quedáramos en la penumbra de la desdicha. Como el enfermo de depresión sin ánimo por vivir. Es que el amor, hace posible lo que llamamos imposible.
Tal vez en ocasiones escuchamos que amarse a uno mismo es negativo, «es malo, que no deberíamos de decir eso, porque significa egoísmo» o también «no pensar en hacer el bien a los demás» y sobre todo, ¿dónde quedarían mis valores y principios religiosos? Ante estas ideas surgen algunas preguntas: ¿cómo se puede saber?, ¿cuándo me estoy amando sin egoísmos?, ¿cuándo es sano?
Las personas sanas y felices son aquellas que no miden la felicidad por la ausencia de problemas. Enfrentan con realismo los problemas es decir comprenden que la vida es así, llena de situaciones complejas que implica muchas veces sufrir, llorar, desesperarse y hasta cansarse pero al final logran ir más allá aprendiendo de esas lecciones de la vida. Porque las personas que viven situaciones difíciles no consideran que la vida es tan sólo un instante como para desaprovecharla en pelear y sufrir a veces hasta inútilmente si se llevara una vida más simple, es decir, sin complicaciones absurdas. ¿Usted es de esas personas? ¿Pelea por todo? En el seno familiar suelen darse muchos ejemplos de todo esto. El esposo que es autoritario con su esposa que no la escucha en sus necesidades de ser valorada y tratada con equidad. Que la trata como una sirvienta y como una niñera. Que la autocomprensión de esa mujer está encerrada en el miedo a salir por sí sola, porque precisamente se siente impotente e incapaz de hacerlo. La baja autoestima puede convertirse en una trampa mortal para la vida personal y familiar porque las personas se llenan de odio y con fuertes deseos de venganza, decididas a hacer cualquier cosa por experimentar urgentemente la justicia en su vida matrimonial.
En este mes de Febrero llamado comercialmente el mes del amor y de la amistad aprovechemos estos momentos para buscar el verdadero amor en la responsabilidad de nuestros roles y tareas domésticas. Si eres una esposa desesperada aprende a valorarte a ti misma y busca el camino de tu felicidad en Dios que él sabrá guiarte hacia lo mejor. Y si eres un esposo autoritario date cuenta que necesitas cambiar tu actitud para que tu familia sea feliz.
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