Para ir conociendo e irnos familiarizando con los cantos propios de la liturgia eucarística, primero vamos a centrarnos en aquellas partes de la Santa Misa que es preciso cantarlas: las aclamaciones. ¡Conozcámoslas!
Tenemos en orden según su desarrollo en la santa Misa:
† El Señor ten piedad (Kyrie)
† La respuesta (invocación) de la Oración de los fieles
† El Santo
† La aclamación después de la consagración (Anunciamos tu muerte…)
† El Amén de la Plegaria Eucarística
† La respuesta: Tuyo es el Reino...
† El Cordero de Dios
En la Plegaria Eucarística hay 3 aclamaciones:
† Prefacio → Santo.
† Consagración → aclamación del memorial.
† Doxología → Amén.
Las aclamaciones están puestas pensando que van a ser cantadas. De esa manera adquieren toda su fuerza. La Iglesia indica que el Santo se cante siempre. Es el canto más importante de la Misa. Es un canto de toda la asamblea. Debe ser jubiloso, aclamativo, alegre. Es un canto propio de la Misa: se recomienda seriamente no usar letras que no respondan al texto litúrgico.
La aclamación del memorial de la institución (después de la consagración) también debería ser cantada, y no siempre la misma, usando también las otras dos formas de la aclamación. La respuesta: Por tu Cruz... es la más indicada para Cuaresma. La respuesta: Cada vez... es la más apta para Adviento.
El Amén final de la Plegaria Eucarística debe ser vigoroso y debe ser cantado. Sin embargo suele cantarse muy poco. (Pero no es correcto que todos reciten la doxología [por Cristo con él y en él…] junto con el sacerdote).
Continuará...
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