EL FOTÓGRAFO DE LA PAZ
José Luis Cerra Luna
Diego Huerta es un fotógrafo regiomontano nacido en 1976. Aunque su trabajo se orienta al rubro comercial y editorial, no ha dejado de incursionar en iniciativas de impacto social, como "Fénix, 100 años de bomberos de Nuevo León"; "El pueblo de las nubes", que nos acerca desde la peculiar óptica de Diego al pueblo Huichol San Andrés Cohamiata, Jalisco; "El día que no tuvimos color", registro visual de la situación de las familias regiomontanas tras el paso del huracán Alex y "Quiéreme", sesiones fotográficas a favor de la no discriminación de los indígenas.
Permanente preocupado no sólo porque su fotografía sea estética, sino por la función transformadora de la persona y de la sociedad que el arte posee, Diego Huerta ha emprendido un movimiento que ya ha tenido alcances de amplia trascendencia. Ha decidido realizar treinta y un mil fotografías, en referencia a las treinta y un mil personas muertas por la violencia, que las estadísticas señalaban cuando inició el proyecto. Ya son alrededor de veintisiete mil fotografías realizadas y casi todos los estados de la República recorridos, lo cual representa un trabajo inimaginable, de gran fuerza para todos, especialmente para Diego y su equipo.
El lema que Diego ha elegido es muy sugestivo: “La paz comienza creyendo”. Al no ser un movimiento directamente vinculado a la religión, a las ideologías o a la política, la fuerza de la frase resulta profundamente provocativa y fuente de numerosas reacciones religiosas, ideológicas y políticas, precisamente.
31k retratos por la paz tiene dos polos: el modelo y el espectador. Aquí, los treinta y un mil modelos toman también una posición firme y cordial a favor de la paz, pues ofrecen vulnerablemente su rostro, es decir, aquello que los caracteriza como seres únicos, reflejo no sólo de una apariencia, sino de una intimidad y de una interioridad invisibles; es muy simple, cada modelo recibe una paloma azul de origami, mientras que Diego “dispara” su cámara. Los muros en donde la obra de Diego es exhibida son también peculiares, por ahora las redes sociales: facebook, twitter, páginas webs, blogs… Es ahí donde el segundo polo entra en acción y se encuentra con esos rostros; no hay nada más provocativo que un rostro humano, un rostro que te observa no te deja de ningún modo indiferente; tanto el rostro, como el elemento estético son fuerza que impulsa a la subjetividad del espectador a sacar de sus recuerdos, de su memoria afectiva, de su inconsciente, emociones, discernimientos y juicios que lo llevan no sólo a la experiencia estética, sino también a tomar compromisos concretos.
En el proyecto está también planeada una intervención urbana. Impresiones gigantes de algunas fotografías que se exhibirán en las calles de las ciudades más afectadas por la violencia y que representarán seguramente una bella esperanza para todos nosotros. Imaginemos a Matamoros con esas fotografías.
Diego Huerta viene a Matamoros, seremos los matamorenses parte de este proyecto, tendremos el privilegio de ofrecer nuestros rostros como un compromiso y como parte de un movimiento estético y social. Diego Huerta ha querido venir a Matamoros desde el inicio de su proyecto, pues nuestra ciudad resulta emblemática para el tema, iremos a la rivera del Bravo, estaremos en colonias y ejidos, nos haremos presente el centro. Seguramente buscaremos los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Por lo pronto lo anunciamos: El Sábado 26 de noviembre en la Colonia Los Pinos a las 9:30 a.m.; en el Ejido El Refugio a las 11:00 a.m.; durante la tarde en la ciudad. El domingo 27 en la Colonia Guillermo Guajardo González a las 7:30 a.m.; en la Colonia México Agrario a las 9:00 a.m.; en la Colonia Rafael Ramírez a medio día y en la Colonia Campestre del Río I a las 4:00 p.m.
Si quieres ser parte de este proyecto, acude. Más información: 86 88 28 33 63
http://www.31kproject.com/
twitter.com/Dany_Gtz
facebook.com/dany.gtz
José Luis Cerra Luna
Diego Huerta es un fotógrafo regiomontano nacido en 1976. Aunque su trabajo se orienta al rubro comercial y editorial, no ha dejado de incursionar en iniciativas de impacto social, como "Fénix, 100 años de bomberos de Nuevo León"; "El pueblo de las nubes", que nos acerca desde la peculiar óptica de Diego al pueblo Huichol San Andrés Cohamiata, Jalisco; "El día que no tuvimos color", registro visual de la situación de las familias regiomontanas tras el paso del huracán Alex y "Quiéreme", sesiones fotográficas a favor de la no discriminación de los indígenas.
Permanente preocupado no sólo porque su fotografía sea estética, sino por la función transformadora de la persona y de la sociedad que el arte posee, Diego Huerta ha emprendido un movimiento que ya ha tenido alcances de amplia trascendencia. Ha decidido realizar treinta y un mil fotografías, en referencia a las treinta y un mil personas muertas por la violencia, que las estadísticas señalaban cuando inició el proyecto. Ya son alrededor de veintisiete mil fotografías realizadas y casi todos los estados de la República recorridos, lo cual representa un trabajo inimaginable, de gran fuerza para todos, especialmente para Diego y su equipo.
El lema que Diego ha elegido es muy sugestivo: “La paz comienza creyendo”. Al no ser un movimiento directamente vinculado a la religión, a las ideologías o a la política, la fuerza de la frase resulta profundamente provocativa y fuente de numerosas reacciones religiosas, ideológicas y políticas, precisamente.
31k retratos por la paz tiene dos polos: el modelo y el espectador. Aquí, los treinta y un mil modelos toman también una posición firme y cordial a favor de la paz, pues ofrecen vulnerablemente su rostro, es decir, aquello que los caracteriza como seres únicos, reflejo no sólo de una apariencia, sino de una intimidad y de una interioridad invisibles; es muy simple, cada modelo recibe una paloma azul de origami, mientras que Diego “dispara” su cámara. Los muros en donde la obra de Diego es exhibida son también peculiares, por ahora las redes sociales: facebook, twitter, páginas webs, blogs… Es ahí donde el segundo polo entra en acción y se encuentra con esos rostros; no hay nada más provocativo que un rostro humano, un rostro que te observa no te deja de ningún modo indiferente; tanto el rostro, como el elemento estético son fuerza que impulsa a la subjetividad del espectador a sacar de sus recuerdos, de su memoria afectiva, de su inconsciente, emociones, discernimientos y juicios que lo llevan no sólo a la experiencia estética, sino también a tomar compromisos concretos.
En el proyecto está también planeada una intervención urbana. Impresiones gigantes de algunas fotografías que se exhibirán en las calles de las ciudades más afectadas por la violencia y que representarán seguramente una bella esperanza para todos nosotros. Imaginemos a Matamoros con esas fotografías.
Diego Huerta viene a Matamoros, seremos los matamorenses parte de este proyecto, tendremos el privilegio de ofrecer nuestros rostros como un compromiso y como parte de un movimiento estético y social. Diego Huerta ha querido venir a Matamoros desde el inicio de su proyecto, pues nuestra ciudad resulta emblemática para el tema, iremos a la rivera del Bravo, estaremos en colonias y ejidos, nos haremos presente el centro. Seguramente buscaremos los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Por lo pronto lo anunciamos: El Sábado 26 de noviembre en la Colonia Los Pinos a las 9:30 a.m.; en el Ejido El Refugio a las 11:00 a.m.; durante la tarde en la ciudad. El domingo 27 en la Colonia Guillermo Guajardo González a las 7:30 a.m.; en la Colonia México Agrario a las 9:00 a.m.; en la Colonia Rafael Ramírez a medio día y en la Colonia Campestre del Río I a las 4:00 p.m.
Si quieres ser parte de este proyecto, acude. Más información: 86 88 28 33 63
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